Vincent Valentine † Biografía





Vincent Valentine nació en las oscuras tierras de Moth. Desde temprana edad percibía el mundo de diferente forma que los demás, pero a él no le importaba, su padre siempre le decía que era “especial”. Pero lo que Vincent no soportaba eran las siniestras pesadillas que tenía desde que nació. Le asaltaban como si fueran recuerdos recientemente olvidados. Solitario y reservado, Vincent no se relacionaba demasiado con los demás niños de la ciudad. Vivía únicamente con su padre Grimoire, pues su madre falleció al darle a luz (incidente por el cual algunos vecinos decían que el niño estaba maldito). 

Al cumplir los diez años su padre se mudó a Americh por asuntos de trabajo, en cambio Vincent decidió quedarse en Moth y terminar allí sus estudios. Después de algunos años su padre le envió un mensaje instándole ir a Lucrecio, tenía un trabajo para él. Vincent aceptó de mala gana, dejando atrás las tierras que él más apreciaba. Quizás otras personas no valoraban aquel lugar sombrío y melancólico, pero él sentía que pertenecía a ese lugar. Los años que estuvo solo en la mansión de su padre lo dedicó a fortalecerse y descubrió que era capaz de aprender algunas técnicas inusuales para otras personas. Pero no le sorprendió, él era especial.

Al llegar a Americh, su padre le recibió con los brazos abiertos. Tras unas pocas presentaciones le llevó a su zona de trabajo y le encargó ser ayudante del “Proyecto Jenova”, en el que él trabajaba. Antes de ser aceptado en la organización de su padre, le hicieron varias pruebas y exámenes para asegurarse que el chico era necesario en el proyecto. Pero alguien entre las sombras accedió con una sonrisa en los labios para que se uniera a Wisshenchaft. Ya era uno más en el equipo.

Vincent no conocía demasiado respecto a la organización en la que trabajaba su padre, y en la cual él ahora era un nuevo integrante. Ayudaba a su padre en el laboratorio, nunca le gustó ese olor extraño mezcla de formol y desinfectante. Pero había una razón para continuar allí, el primer día de trabajo quedó embelesado al verla. Se llamaba Lucrecia Crescent, miembro de Wisshenchaft y una gran científica. Colaboraba en el proyecto junto a su padre y otro científico más llamado Hojo. Vincent se enamoró de ella nada más verla. Poco a poco ambos se hicieron amigos y aunque Lucrecia también sentía lo mismo por él nunca lo aceptó completamente. 

Durante el proyecto, se desveló el embarazo de la joven (presuntamente el padre era Hojo), y a Vincent le costó aceptar lo ocurrido, pero su amor por Lucrecia no desapareció. Siempre sería su guardián protector. Aun así el trabajo no iba demasiado bien, tras varios intentos fallidos del Proyecto Jenova, Lucrecia decidió, a petición de Hojo, someterse a pruebas para estudiar el efecto de las células de Jenova en un embrión. Vincent se opuso a tal experimento, pero nadie le hizo el más mínimo caso. Incluida Lucrecia. 

Vincent sabía de las oscuras intenciones de Hojo para experimentar con Lucrecia, todo fue una manipulación por su parte. Ambos se enfrentaron, y tras una fuerte discusión, Hojo sacó un arma y le disparó. Su padre no pudo hacer nada para salvarle. Vincent sintió un profundo dolor en el pecho y luego todo se volvió oscuro…

Hojo se llevó el cuerpo de Vincent a su laboratorio personal para hacer experimentos, sabía que ese chico tenía unas extrañas habilidades y quería revivirle para que formara parte de los cuervos pero a los pocos días tuvo que abandonar el Proyecto Jenova para irse al nuevo mundo, donde requerían su presencia en el nuevo laboratorio. En cuanto se marchó de allí, Lucrecia continuó el extraño experimento de Hojo con la esperanza de resucitar a Vincent. Para ello, introdujo en el cuerpo de Vincent un ente llamado Caos y la Protomateria, capaz de controlar a Caos. De esa manera el muchacho podría vivir sin problemas. Ella estaba arrepentida de todo lo ocurrido, pero ya era tarde.

La luz comenzó a surgir de la nada y Vincent volvió en sí. Se encontraba en un frío laboratorio, pero no había nadie allí. Su cuerpo estaba débil y recuerdos de lo ocurrido comenzaron a aparecer en su mente. Habían experimentado con él, por eso y por no haber evitado que Lucrecia experimentara con su hijo, Vincent se marchó de nuevo a su hogar. Se encerró en un ataúd en el sótano de su mansión, donde decidió permanecer en un profundo sueño para siempre. 

Aun así no esperaba que años más tarde un grupo de amigos le encontrasen en el ataúd. Ellos le despertaron de su largo letargo. Vincent no tenía intención de volver al mundo exterior pero sin saber por qué finalmente decidió aceptar la invitación de ese extraño grupo. Estaba liderado por un joven llamado Cloud, y ninguno de ellos parecían tenerle miedo. Abandonó su hogar siguiendo a aquellos chicos, emprendieron un largo viaje lleno de aventuras a bordo del navío “Viento Fuerte” hasta el momento en que decidió continuar el viaje por su cuenta esperando encontrar su camino en el mundo.